EL: Mañana...
ELLA: Así es, no hay vuelta atrás.
EL: siempre repites lo mismo... no hay vuelta atrás.
ELLA: No la hay.
EL (La mira): ¿Te gustaría que así fuera?
ELLA(con la mirada a su libro y con un pequeño suspiro): No lo sé...
EL(vuelve la mirada a la TV): ¡Será maravilloso!
ELLA: Lo sé...
EL: Amalia...
ELLA: Ya lo hablamos ayer amor, ya está. Preferiría no volver a lo mismo.
EL: Es que no siento tu sinceridad.
ELLA: ¿Cómo que no la sientes?
EL: Eso mismo.
ELLA(Lo mira de reojo y se vuelve rápidamente a su libro): No has de confiar en mi...
EL: Tal vez tengas razón.
ELLA: Un compromiso fue pactado. No desconfíes, di...dimos, todo por nosotros.
EL: Me gustaría poder volver a confiar en tí querida pero soy débil.
ELLA: ¿Débil?
EL: Débil...
(Un incómodo silencio recorre la sala de estar, ambos en sus sillones enfrente a la chimenea callan sus labios. La tensión se agravaba y la mentira se sentía en el aire. Ambos estaban condenados pero ninguno lo quería afrontar. Suena el teléfono)
ELLA: Yo voy, debe ser mamá.
(Amalia vuelve, toma su libro y saluda a su futuro marido con un beso en la frente.)
ELLA: Voy donde mi madre. Tengo que hacerme una última medida del vestido...(Un suspiro.)
EL: Amalia...
ELLA: Debo irme.
EL: ¿A donde irás?
ELLA: Ya te lo dije.
(La toma fuertemente del brazo, ella lo mira con miedo en los ojos.)
EL: No te irás Amalia, me enamoré de ti Amalia, no puedo soportar esto. No quiero pasar el resto de mi vida con una mujer tan maravillosa pero a la vez tan cruel, tan... perra.
ELLA: ¿Qué dices? ¿Acaso estás loco?

ELLA: ¿De qué hijos estás hablando? ¿Estás demente?. Debo irme ¿puedes soltarme?
(El la mira unos segundos en silencio, la suelta y le da la espalda. Se queda mirando la cocina y recordando cuando compraron la casa aquella tarde de invierno hacía ya 7 años. La escogieron por la hermosa vista. Amalia recordaba a su madre que cuando era niña le decía ''Cuando crezcas tendrás un mejor hogar, con chimenea para que en los inviernos no pases frío, un maravilloso esposo que sabrá cuidarte como ninguna otra persona cuando yo ya no esté, y cuando en tu hogar veas los paisajes al asomarte a la ventana, recordarás a tu madre que siempre te amó y nunca quiso decepcionarte, sólo hacía lo que podía para regalarte un mejor futuro de aquel que le tocó a ella''. Amalia convenció a Lorenzo de comprar esa casa aquella tarde.
El sabe muy bien lo mal que le hace recordar aquellas cosas, su psicólogo se lo dijo. Pero el ya no compraba la medicación y su único motivo de vida era ella. En el fondo de su mente tenía presente que su único motivo de vida, lo había traicionado y que si no había motivo ya nada tenía sentido.
Había estado viendo a José, su psicólogo desde que Amalia lo engañó hace exactamente 4 años. Pero al pasar dos años ella tocó a su puerta mojada desde el cabello hasta el fondo de sus altas botas de lluvia, completamente arrepentida y decidida a volver con Lorenzo y el no llegó ni siquiera al punto de duda y la aceptó nuevamente en su vida. Pero nunca volvió a ser el mismo, varias veces recordaba e intentó quitarse la vida. Pero pasaron los años y parecía haber recuperado la estabilidad.
Ya habían pasado dos horas desde que Amalia había tomado su abrigo y se había marchado donde su madre.
Lorenzo no podía dejar de pensar que al otro día iban a unirse en matrimonio, pero se le hacía aún mas difícil olvidar que dos semanas atrás volvió a descubrirla con otro hombre en un bar charlando muy cómodos y no podía decírselo, iban a casarse. Pero ya no podía soportar el dolor, las paredes se cerraban y su mente cada vez alucinaba mas.
Llega Amalia, Lorenzo aún permanecía en la cocina esperándola.)
ELLA: ¿Aún no te has acostado?
EL: No podía dormir.
ELLA: Quisiera saber que te pasa.
EL: Ya no se si quiero casarme...
ELLA: Entonces no lo hagas, déjame, has lo que sientas mejor, pero nunca me olvides.
EL: A veces me pregunto si en otro lugar seríamos más felices, solos, tu y yo. Lejos del resto, lejos del dolor.
ELLA: Ya hablamos sobre esto, te dije que no se discutía mas, no vamos a mudarnos adoro esta casa.
EL(con una mirada enfermiza): Tal vez allí hayan casas como esta. No vas a extrañar nada. (Su voz se tornaba cada vez mas trastornada) Quiero que seamos felices Amalia, ¡solo eso!
ELLA: Me estás asustando, ¡ya no lo hagas! (llorando)
EL: ¿¡Acaso no lo ves mujer!? Aquí no seremos felices nunca, jamás podrás amarme, pero si nos vamos de aquí muy lejos (ya gritando) nadie mas que nosotros, ¡seremos felices Amalia!
(Lorenzo fue acercándose a ella mientras decía estas palabras, pero ella estaba espantada. Corrió hasta el baño se encerró ahí)
EL: ¡Abre la puerta ya! No quiero hacerte daño, sólo quiero que seamos felices!
(Pasaban las horas y Amalia permanecía allí dentro. De pronto ya ningún sonido se oyó. Amalia abrió la puerta y avanzó lentamente a la entrada, había arrancado un azulejo del baño y lo mantenía frente a ella temblando. Llegó a la puerta principal y tomó el picaporte)
EL: ¿Por qué lo haces tan difícil Amalia? ¿acaso no quieres ser feliz?. Me obligas a hacer cosas que no quiero, por que te amo.
ELLA: ¡Por favor no me hagas daño Lorenzo!
EL: ¿cómo podría hacerlo? ¡te amo Amalia!
(Se escucharon dos fuertes disparos por todo el vecindario, sólo se encontraron sus cuerpos desparramados por el piso y una nota sobre la mesada de la cocina que decía: ''Hoy decidí que seré feliz y será eterno el sentimiento. No busco que comprendan pero sólo quiero que sepan que amo a Amalia y lo seguiré haciendo hasta el final de los tiempos, sólo que ahora es mejor. Quisimos que su madre pudiera presenciar nuestra boda.'')
O. Sofía Vega.
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