Me llevas de la mano al infinito que no creo, ese famoso lucero que se encuentra pero no se ve.
A veces yo te miro desde abajo como me impulsas a lo lejano, siempre juntos hasta el fin.
El pensar mucho es bueno pero, demasiado para lo normal y te hace ver que todo está mal.
Siempre los vi de la mano a esos tontos enamorados pero no me sentía ahi.
Ahora entiendo esa cadena que me lleva y me sujeta, pero me encanta el andar.
Quiero correr cuando no puedo, quiero amar (mas cuando bebo) y me encanta oirte cantar.
Pero de vez en cuando en la nevera, un leve licor de ahí me lleva a la tentación de volar.
Volar, así le llaman al expandir grandes las alar sobre el vaivén del eterno mar.
Aún así estoy triste, te quiero llevar conmigo al este donde nadie nos moleste pero me molesta el estar.
Con o sin vos, tengo un camino, que me lleva a mi destino pero mi destino es de a dos.

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