Cuando iba a la primaria era un poco perversa, me gustaba hacer listas con los nombres de mis compañeritos de aula con un sobrenombre (a mi parecer) y ubicados en el orden en los que yo suponía que iban a ir desapareciendo de mi vida. No le acerté a ninguno. Muchos se volvieron muy importantes, otros no los volí a ver en mi vida y peor, otros están pero no hay nada de ellos que rescate, como una cualidad, que me obligue a no olvidarlos cuando ya no los vea.
Dentro de ese periodo también me sentí un poco superior al resto, creía que sólo yo pensaba y veía las cosas como eran, que el resto no entendían. Un poco irónico considerando que hoy en día me doy cuenta de todo lo que me falta por aprender. No puedo negar que a veces (siempre) me siento dueña de la verdad, que nadie puede desafiar mis justificaciones y explicaciones que soy solo yo la que tiene la única y verdadera.
A veces también creo que con un poco de atención puedo escribir la biografía de todos los que me rodean con sus problemas, traumas de la infancia y rasgos de personalidad. Lo cual es mentira jaja pero yo siento que puedo.
Hoy en día me doy cuenta de que sigo conservando muchos de aquellos pequeños traumas de mi niñez, desde el repudio hacia los cumpleaños hasta el sentimiento de superioridad y dominación mental. Patético, la chica nunca va a crecer y se va a quedar en su cueva pensando que todo lo que se le cruce por la mente es verdad. pjj

Sofi 

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